La almohada que espera tus sueños se encuentra al final del camino. Allí descansarán tus penas, hombre triste de andar y será destino que los vientos te lleven en sus hombros para ver al final la luz del castillo y entonces beberás el agua nueva moribundo, exhausto, casi rendido. Se alumbrarán hacia atrás los días en la arena de una playa atardecida y comprenderás con el último sol -su brillo- todo tu padecer que es vivir todo aquel hesitar, búsqueda. En fin, todo, hombre, lo bello del periplo.
Para un homo viator (soneto heterodoxo)
About Me
Soy Franco Marín,
escritor y corrector de estilo.